Fue la batalla más larga escenificada en el
territorio venezolano, por cuanto la confrontación se prolongó por casi un mes.
Igor
García
El año de 1814
fue el más sangriento vivido por nuestro país en toda su historia. Fue el
tiempo cuando la Guerra Muerte causó mayores estragos y también el momento
cuando la lucha social abre brechas en la sociedad venezolana. Boves se erige
como opositor a la lucha por la independencia de forma anárquica, porque no
responde a las directrices de la corona española, iniciando una guerra de
clases donde los menos favorecidos por la fortuna buscaban elevarse con
libertad y derechos por medio del enfrentamiento bélico.
Si 1813 se
consideró beneficioso para la causa patriótica, el año siguiente la suerte se
hizo contraria a la causa republicana, que vio sucumbir la segunda república
aplastada por los cascos de tropas formadas en su mayoría por venezolanos de
los llanos, de indígenas que habían sido sojuzgados por los religiosos y de
negros que clamaban su libertad.
Dos colosos
descollaron dentro de la pléyade de guerreros en el escenario de Venezuela. Por
una parte estaba Simón Bolívar, quien estrenaba el título de Libertador, y por
el lado contrario emergía José Tomás Rodríguez
Boves, quien se bautizó a sí mismo como José Tomás Boves.
Su primer
enfrentamiento se produjo el 27 de febrero, hace 200 años, en San Mateo,
tierras que perteneció a la familia Bolívar y donde tenían un ingenio y grandes
sembradíos de caña de azúcar.
El encuentro en ese
lugar no fue casual. Allí lo esperaba Bolívar para impedir que las tropas del
asturiano Boves llegaran a Caracas. El ejército de occidente, comandado por
Bolívar, hacía lo posible por contener el brote realista surgido en los llanos
centrales que amenaza con destruir la recién nacida segunda república.
José Félix Ribas
había triunfado sobre Francisco Tomás Morales el 12 de febrero. El mismo Ribas
desalojó a Francisco Rosete de los valles del Tuy, ambos jefes enviados por
Boves para converger con sus tropas en Caracas, luego de avanzar por caminos
diferentes.
Desde el momento
en que Bolívar conoció de la amenaza de Boves, dejó el sitio de Puerto Cabello
y se dirigió a este territorio, donde se dedicó a construir las trincheras
necesarias para la defensa y a parapetar las viviendas por donde pudieran darse
los ataques.
Boves terminaba
de curarse de una herida recibida en la batalla de La Puerta, contra las tropas
de Vicente Campo Elías, a quien derrotó en forma estrepitosa, y desde Villa de
Cura se dirigió a San Mateo con un ejército de aproximadamente 7 mil
hombres. Bolívar o esperaba con
aproximadamente 3 mil soldados y oficiales bien cubiertos para la defensa.
En el camino
hacia la población de Cagua, donde lo atraviesa el río Aragua, al estaban varios
batallones al mando del teniente coronel
Juan Gongoza y del granadino Antonio Ricaurte. En el cerro del Calvario, hacia
la derecha, colocó en el mando a los coroneles
Manuel Villapol y Vicente Campo
Elías, con sus divisiones y en el centro quedó el Libertador por los
alrededores de un lugar llamado Cantarranas.
En la tarde del
27 se iniciaron las acciones con la toma de algunas alturas en las
inmediaciones con intenciones de forzar el paso del río, siendo rechazados por
al flanco izquierdo, comandado por Gogorza y Ricaurte. Con Boves a la cabeza,
los realistas se empeñaron con fuertes cargas de infantería, las cuales se
prolongaron hasta la medianoche.
A la mañana del
día siguiente el asturiano realiza una carga combinada por izquierda, derecha y
centro, colocándose al frente de la caballería que atacó por la derecha, siendo
repelido por las tropas de Campo Elías y Villapol.
El boletín del
ejército número 29, donde se detalla el hecho refiere que: “ Nuestra derecha,
que ocupaba las alturas del Calvario y era mandada por el benemérito coronal
Villapol, fue el ala que más sufrió el fuego enemigo, rechazándole y
persiguiéndole siempre que intentó ocupar puestos ventajosos. La izquierda
situada en la casa alta del ingenio, estaba a las órdenes del teniente coronel
Gogorza, que haciendo un movimiento de ataque sobre la derecha enemiga la
desalojó de su posición, aunque tuvo que retirarse por falta de municiones, más
reforzado, volvió a rechazar, e hizo huir a los españoles por aquella parte. El
centro, colocado en las casas inmediatas a la altura a la salida de la
población, y que se mandaba en persona S.E., hizo varias salidas tan oportunas
que, se logró con ellas poner en precipitada fuga a los enemigos”.
El historiador
Juan Uslar Pietri asegura que Boves logró apoderarse de algunas casas en la
zona del Calvario y desde allí dispararon contra los patriotas logrando herir
mortalmente a a los coroneles Villapol y Campo Elías, quedando la tropa sin sus
jefes hasta que un hijo de Villapol, viendo que su padre estaba fuera de
combate y a pesar de estar herido en una pierna, tomó la espada de éste, y poniéndose
al frente de los soldados avanzó, bajo el amparo de un cañón hasta el lugar
donde estaban los realistas para desalojarlos.
En esta refriega
quedó herido Boves en una pierna, por lo que se vieron obligados a llevarlo en
camilla hasta Villa de Cura, suspendiéndose el combate, pero manteniéndose un
estado sitio por parte de Morales, quien mantuvo algunas escaramuzas con los
patriotas que salían a buscarle.
Bolívar urdió
entonces un plan para eliminar a Boves al conocer por medio de un espía que
éste se encontraba casi sin protección en la población mencionada. Para ello
ordenó a Manuel Cedeño que con 20 hombres tratara de llegar hasta la población
y aprovechando la situación dieran muerte al jefe realista.
Sin embargo, el
plan no pudo llevarse a cabo, porque Boves se enteró del plan y emitió un
manifiesto invitando a los patriotas a incorporarse a su ejército con garantías
de sus vidas, así como se la había garantizado a la persona que había enviado
la información a Bolívar de que estaba caso solo e indefenso en Villa de Cura.
Esta batalla fue
la más larga de la guerra de independencia, por cuanto se prolongó por casi un
mes, hasta el 25 de marzo, cuando ya recupero Boves de sus heridas, retomó el
control de sus tropas y arremetió nuevamente contra las posiciones de San
Mateo, viéndose obligado a abandonar el campo de batalla por falta de
municiones y por la inminente llegada del general Santiago Mariño, quien venía
desde oriente para apoyar al ejército comandado por Bolívar.
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